Un desarrollo 100% argentino abre nuevas perspectivas en el tratamiento del cáncer

El equipo liderado por el cordobés Gabriel Rabinovich descubrió que hay células que se vuelven "cómplices" para favorecer el crecimiento de tumores en lugar de defender al organismo, intentando una "reprogramación" para devolverles su condición de "buenas" y nuevas terapias.

Salud12 de junio de 2025 El Litoral de Santa Fe
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Dr. Gabriel Rabinovich

Gabriel Rabinovich estuvo en Santa Fe y el martes por la mañana arrancó su conferencia en el Paraninfo de la Universidad Nacional del Litoral unos minutos después de que el último hallazgo de su laboratorio Galtec fuera publicado por la prestigiosa revista Immunity. O sea que la charla que brindó con el nombre "Una dulce aventura; desde el descubrimiento inesperado, hacia el desarrollo de nuevas terapias para cáncer y enfermedades autoinmunes" ofició casi como una primicia.

Pero, ¿quién es Rabinovich? ¿Cuál es la trascendencia del trabajo que lideró junto a su equipo de investigadores? Cordobés de nacimiento, Bioquímico y Dr. en Inmunología, es el actual director del Laboratorio de Glicomedicina y del Programa de Glicociencias del Instituto de Biología y Medicina Experimental IBYME de la Ciudad de Buenos Aires y es cofundador de Galtec, la empresa de base tecnológica que lleva sus descubrimientos a la producción de interés biomédico de cáncer y enfermedades autoinmunes.

El martes, Rabinovich recibió de manos del rector de la UNL, Enrique Mammarella, el título de Doctor Honoris Causa, máximo reconocimiento que otorga esa casa de estudios con la que el científico tiene una fuerte vinculación a través de varios de sus investigadores, todos reconocidos con nombre y apellido en medio de la charla. Fue el momento previo a la conferencia en la que desandó 25 años de investigación, trabajo en equipo, pruebas y errores, y grandes satisfacciones. Como lo es la posibilidad de desarrollar terapias destinadas a pacientes con cáncer, principalmente colorrectal que es donde se enfoca la investigación.

Para que se entienda, fueron dos décadas y media de ciencia básica, desde el descubrimiento de Galectina 1 hasta la fase preclínica de un anticuerpo monoclonal que permita inhibir (ya se verá por qué) a esa proteína con nombre de ciencia ficción.

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Gabriel Rabinovich recibió el título de doctor Honoris Causa de manos del rector de la UNL, Enrique Mammarella, y el decano de la Facultad de Ciencias Veterinarias, Sergio Parra.

El comienzo de la historia

En diálogo con El Litoral y El Paraninfo (UNL), Rabinovich resumió en una charla generosa, todo un proceso de investigación. "Nosotros trabajamos desde hace muchos años en una proteína, Galectina 1, que identifiqué cuando hice la tesis doctoral". Esta proteína "juega en el sistema inmunológico un rol importante permitiendo que crezcan los tumores".

"Todos tenemos un sistema inmunológico que permite defendernos frente a todo lo extraño: virus, bacterias, parásitos y, también, tumores; éstos crecen y el cáncer tiene cada vez mayor incidencia". Sin embargo, hay una gran paradoja: "si tenemos linfocitos que reconocen tumores, ¿por qué éstos se escapan del sistema inmunológico?"

Volvamos a la Galectina 1: "Esta proteína la liberan las células que están en el microambiente donde crece un tumor. Al principio veíamos que eliminaban a los linfocitos T, es decir, a ese ejército que estaba preparado para matar (al tumor). Generamos una estrategia para bloquear esta proteína, de manera que aumente la respuesta inmunológica y que el ejército de linfocitos tenga una puerta de entrada al tumor".

Con los años se vio que la función de Gal 1 no era tan simple, sino que la proteína ayudaba a formar vasos sanguíneos para que llegue oxígeno al tumor y le permita crecer.

"Lo que vimos en este trabajo en particular es que hay unas células que son las más misteriosas y están en el microambiente de un tumor: son las células mieloides supresoras. Mieloides porque salen de la médula ósea que es de donde salen todas las células que van a defendernos". ¿Qué ocurre? Cuando estas células salen de la médula ósea se transforman en neutrófilos que son la primera línea de defensa. Pero cuando se acercan a un tumor, se convierten en células "cómplices" del tumor que va creciendo. Entonces, "en lugar de eliminar el tumor, se asocian, empiezan a formar vasos sanguíneos (que permiten la llegada de oxígeno al tumor) y a suprimir la respuesta inmunológica".
La "pregunta del millón" es cómo estas células se hacen multifuncionales, cómo puede ser que si fueron programadas para ser "buenas", se conviertan en "malas".

"Hace diez años vino a mi laboratorio una investigadora, (Ada Blidner) y nos preguntamos si Galectina 1 sería el factor que reprograma estas funciones; porque los tumores producen altísima cantidad de esta proteína". A partir de allí fueron muchos años de trabajo, fue un post doctorado y el ingreso a la carrera a Conicet de mi investigadora: jamás pensamos que ese trabajo, que es cien por ciento de Argentina, iba a llegar a la mejor revista de Inmunología del mundo, Immunity.
Pero, ¿qué es lo que observaron? "Vimos que estas células, cuando se acercan a los tumores adquieren los azúcares (que antes no tenían) específicos para Galectina 1; esta es una proteína que si no tiene los glicanos o azúcares específicos, no puede hacer nada".

"Cuando llegan al miroambiente tumoral, estas células le abren sus puertas y con el tiempo se sincronizan los dos efectos: Galectina 1 hace que las células se transformen en inmunosupresoras y que aumenten la cantidad de vasos sanguíneos". Entonces, si bloqueábamos Galectina 1 podríamos reprogramar estas células, porque eliminarlas significaría hacerlo también con neutrófilos que nos van a defender".

La alternativa fue "reprogramarlas que significaba hacerlas 'buenas' de nuevo". Durante estos años, "generamos un anticuerpo monoclonal anti Galectina 1 que es la herramienta principal que tenemos en la empresa de base tecnológica Galtec que fundamos hace dos años. Cuando inoculamos este anticuerpo vivo, desaparecen estas células, disminuye la vascularización, aumenta la respuesta inmune" y este es el fenómeno esencial por el cual "todo sucede", que es una forma de decir que el equipo logró "cerrar una historia que Rabinovich inició hace 25 años.

- Cerraron una historia pero ¿qué puerta se abre?

- Le da mucho trabajo a Galtec que generó un anticuerpo específico de Galectina 1 muy afín. En estos dos años trabajamos en disminuir la toxicidad; tuvimos una primera ronda de inversión y estamos en una segunda ronda para transformarlo en un anticuerpo con buenas prácticas de manufactura que permitirá presentarlo a autoridades regulatorias.

En 2026 va a ser la etapa de trabajo con estos organismos (FDA, Anmat) y en 2027 creemos que vamos a poder iniciar el primer tratamiento en pacientes con fase clínica 1 para evaluar su seguridad.

Ciencia básica

Queda claro que para llegar a este momento, fueron 25 años "de trabajo en ciencia básica con apoyo del Estado, de distintos gobiernos". También "con subsidios y proyectos del ex Ministerio de Ciencia y Técnica, de la Agencia de Promoción Científica y Tecnológica, con el Conicet, con fundaciones sin fines de lucro (como la Fundación Sales cuyo presidente, José María Candioti, estuvo en el Paraninfo el martes), René Barón, Bunge y Born y familias que nos han ayudado".

"Esto fue un enorme esfuerzo argentino con el apoyo, además, de sociedades internacionales". Pero, antes de ir a los privados "pasaron muchos años para demostrar que nuestro paradigma era factible en laboratorios del mundo. Hoy hay más de 300 laboratorios trabajando en Galectina, lo cual aumenta la competencia (se ríe), pero demuestra que lo que trabajamos se puede corroborar".

- ¿Este avance tiene aplicación para el cáncer o para otras enfermedades también?

- Fundamentalmente para cáncer que es donde estamos focalizando nuestro trabajo. Demostramos el efecto del anticuerpo en sepsis, que es una patología donde hay mucha Galectina 1. Ya hay muchos cánceres diferentes donde esto funciona. Elegimos el colorrectal porque es donde más aumentado está, las correlaciones son mayores y el efecto biológico es mayor.

La otra cara

Sin embargo, la historia no termina acá: la otra cara de la moneda es que, si bien Galectina 1 es inmunosupresora y eso es malo en cáncer, es bueno en enfermedades autoinmunes que dañan los tejidos por un exceso de respuesta inmunológica.

"Cuando el sistema inmune empieza a defendernos frente a un virus o un tumor, se producen miles de millones de linfocitos que van a ese lugar (a defender el organismo) pero en algún momento tienen que volver a la normalidad". La función fisiológica de esta proteína es favorecer esa normalidad para evitar que tantos linfocitos dañen los tejidos propios y causen autoinmunidad.

"Demostramos que esta proteína falla en pacientes con artritis reumatoidea o esclerosis múltiple. En este caso no tenemos que bloquearla; entonces generamos una variante de Galectina 1 que resiste los ciclos inflamatorios y la estamos haciendo en fármacos como una agonista. Entonces, tenemos la Galectina 1 como antagonista en tumores) y como agonista (en procesos inflamatorios)".

Estos son los dos productos que tiene Galtec en un paradigma que demostramos en la Universidad de Córdoba, en Buenos Aires, en el Instituto de Biología y Medicina Eperimental y nos da mucha alegría que está cerrando ese círculo".

El científico, que cuenta con los máximos reconocimientos en la Argentina y el mundo, publicó centenares de artículos en las mejores revistas especializadas y expuso en numerosos congresos (hace días llegó de Canadá) se permite imaginar a "ese Gabriel de 23 años que tiene un descubrimiento, quiere apoyo y al que le dicen que un privado lo va a tener que bancar. "Cómo hace ese chico para buscar el apoyo? Necesita que el Estado lo contenga".

Ahora, 25 años después, siente realmente que hay un círculo virtuoso que se cierra. No solo porque sus descubrimientos y los de quienes pasaron por su laboratorio fueron corroborados, y porque se abre una puerta a una alternativa de tratamiento para enfermedades, sino porque Galtec hizo un convenio con el Conicet con el cual "cuando se generen ingresos, le va a llegar dinero para sostener nuevos descubrimientos. Van a volver al Conicet los recursos que nos dieron para investigar", ratifica.

- ¿Qué les dirías a los "Gabrieles" de 23 años que están pensando en un proyecto que tal vez puedan materializar recién en 20 años? ¿Qué se queden, que se vayan?

- Les diría que se queden, que colaboren mucho, que generen grupos y aprovechen este momento difícil para aprender. Yo nunca me fui, pero este año pasó algo maravilloso: me llamaron de un Instituto de Inmunología que se está construyendo en Barcelona (España) y están convocando a expertos de todo el mundo. Pensé que era una oportunidad única y voy a pasar un tiempo de mi año allá y otra parte con mi equipo de 29 personas acá, en el país. Todo eso nos va a permitir tener una doble filiación en este momento tan difícil.

- ¿Se puede pensar en una cura para el cáncer?

- No sé si usaría la palabra curar, aunque se usa cada vez más. Porque hay cánceres en los que la inmunoterapia hizo una revolución impresionante. Sería mi deseo ayudar y dar una herramienta para que a los pacientes no le tengan que decir nunca más "no hay nada que hacer"; que lo que trabajé toda mi vida sea para que haya "algo más para hacer".

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