Cuando se producen pausas en la competencia como la que sufrió la Liga Nacional en estas dos últimas semanas, el interrogante que siempre se presenta es como afectará el rendimiento del plantel. En la formación de Sebastián Saborido, se dio la particularidad de que cada vez que empezaba a solidificar el juego colectivo, se produjo un parate en el torneo por diferentes razones. En esta ocasión, los 15 días sin cotejos tuvieron un aspecto positivo: permitieron que el interno Daniel Hure se recupere de un fuerte esguince en el tobillo derecho que le posibilitará jugar hoy, aunque quizás no arranque en la formación titular.

El objetivo de los Tigres continúa siendo la de mantener la categoría porque aún se encuentra en un lote muy comprimido de 7 equipos que se encuentran cerrando la tabla de posiciones aunque su situación no es desesperante, ocupando el 16º lugar con un récord 10-17. El bonus extra sería la de obtener la clasificación a los play offs.

Enfrente, tendrá a un rival que posee una performance similar en lo que va de esta fase regular (11-17), con solo un triunfo más en su haber que le permite verlo desde arriba a los sunchalenses, aunque por milímetros. Peñarol no ha podido conseguir la tan ansiada regularidad y sufrió cambios desde su conducción técnica (Leandro Ramella reemplazó a Carlos Romano) y de extranjeros ( el último, prescindió de los servicios de Markel Crawford para darle lugar a la contratación de Sundiata Gaines, un escolta de 1,85 metros y 34 años con paso por la NBA).