Daniela Anselmo: "Los géneros oscuros abarcan todas las cosas que me interesan contar"

Te invitamos a descubrir a la autora de "Breves relatos sobre hechos no ocurridos", un fenómeno literario que nació como libro y hoy es un éxito en las redes sociales. Una comunidad formada por más de 800 mil lectores de todo el continente disfruta de sus microrrelatos, un formato de cuento corto que se convirtió en su marca registrada.

Cultura 03 de abril de 2020 Leandro Gómez Leandro Gómez
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SU PRIMER LIBRO. DANIELA ANSELMO PUBLICÓ "BREVES RELATOS SOBRE HECHOS NO OCURRIDOS" EN 2017 Fotos: Breves relatos sobre hechos no ocurridos (Facebook).

"¡Hola! Soy Daniela, cuento historias extrañas. Adelante, procura no perderte o puede que no salgas con vida". Así, con el sombrío sentido del humor que la caracteriza, Daniela Anselmo se introduce a sí misma en su perfil de Instagram, @brevesrelatos.

Daniela Anselmo nació hace 27 años en una familia bonaerense de la que ha heredado su pasión por la literatura. En 2017 publicó "Breves relatos sobre hechos no ocurridos", una recopilación de cuentos cortos de terror y suspenso que se entrelazan. Aunque, hasta el momento es su único material impreso, continúa escribiendo en las redes sociales, entorno en el que ha logrado congregar a más de 800 mil lectores de diferentes países de toda América. "Trabajé muy duro por eso" cuenta Daniela, pero aclara que "es fácil imaginar un número, pero no la clase de cosas que dice la gente y el cariño que les puede surgir por los relatos".

El terror y el suspenso, y una mezcla entre ambos, son los estilos predilectos entre los que oscilan sus historias. Algunos cuentos pueden resultar hasta macabros o retorcidos. Pero los argumentos que esgrime la escritora para justificar la elección del género en el que se especializa nos invita a observar un poco más en profundidad: "Los géneros oscuros en general, abarcan todas las cosas que me interesan contar: la posibilidad de la existencia de algo más allá de lo que nuestros sentidos pueden percibir, la contemplación de la muerte desde diferentes ángulos, la exploración de realidades completamente diferentes a la nuestra, los demonios de la mente humana y la retorcida psicología que pueden llegar a tener las personas, la humanización de los demonios y las razones detrás de su forma de actuar".

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"Breves relatos sobre hechos no ocurridos" vendió 2000 copias y nunca se reimprimió: "el esfuerzo fue demasiado, por más que haya valido la pena", asegura. Hoy, Daniela está embarcada, y con mucho éxito, en la empresa de llevar sus cuentos a todo el mundo con la ayuda de las redes sociales. Pero, de manera paralela, se encuentra en pleno proceso creativo con la meta de, dentro de un par de años, presentar su primera novela. De hecho, su plan es bastante más ambicioso, ya que imagina que podría tratarse de la primera entrega de una trilogía.

El Eco (L): ¿Podrías ensayar un microrrelato para presentarte ante los lectores que todavía no conocen el trabajo de Daniela Anselmo?

Daniela (D): Comparto uno de los relatos que más aceptación tuvo en las redes, como para empezar con el pie derecho: Nos encontraron a mí y a mis hermanas en el dormitorio y a papá colgado en el sótano. Estábamos asustadas. A Lana le sacó los ojos, a Emma le cortó las manos y a mí me arrancó parte del cabello. Le dije a las personas que llegaron que papá no era malo, que tan solo le resultaba demasiado doloroso. Esos eran los rasgos que más le hacían recordar a mamá.

L: En los agradecimientos de Breves relatos sobre hechos no ocurridos, inlcuís a tu papá por no haberte exigido estudiar una carrera convencional, ¿considerás que este es un mandato social que todavía hay que terminar de erradicar?

D: Absolutamente. Conozco muchos colegas y otro tipo de artistas que no fueron apoyados por su familia al tomar su decisión profesional. Si bien creo que es un mandato que ha ido desapareciendo un poco con el tiempo, aún se toma el arte y otro tipo de carreras poco convencionales como pasatiempos y no como algo con lo que se puede generar un ingreso seguro.

Vengo de una familia de profesionales. Mi papá es químico, mi mamá estudió idiomas y todos mis hermanos se recibieron de carreras dentro de todo convencionales. Por ese contexto, fácilmente me podría haber exigido un camino más seguro y común. Pero no solo no lo hicieron (ambos: mi papá y mi mamá), sino que me apoyaron en todas mis decisiones con fe ciega en que iba a llegar lejos en lo que eligiera. Si no hubiese sido así, no sé si hubiese tenido la fuerza para “decepcionarlos” siguiendo este camino. Por lo que puedo entender que hay mucha gente con mucho talento que no lo comparte con el mundo simplemente porque no tuvo el apoyo de sus padres. Y eso es definitivamente algo que hay que erradicar.

"Equilibrio emocional para no caerte cuando las cosas no salen como uno quiere; y paciencia, mucha paciencia, porque todo tarda mucho más de lo que uno cree"

L: También mencionas que, en algunas ocasiones, habías contemplado la idea de dejar de escribir, ¿por qué?

D: Creo que a cualquiera que se dedica por mucho tiempo a algo, eventualmente por una u otra razón, le surgen las dudas. Por más que se trate de su pasión. Me aparecían estas dudas por diferentes motivos. Por un lado, al publicar en redes sociales, uno está muy atento a lo que opinan los demás y a veces esa presión le quita “la diversión” al proceso de escritura. Es difícil lidiar con eso, no dejarse hundir y seguir siendo fiel a lo que uno quiere escribir, más que a lo que los demás quieren leer. Por otro lado, también está la siempre presente incertidumbre sobre si podré o no vivir bien y a largo plazo de la escritura, ya que yo me lo tomo como mucho más que un pasatiempo. El camino es difícil y creo que son necesarias dos cosas: equilibrio emocional para no caerte cuando las cosas no salen como uno quiere; y paciencia, mucha paciencia, porque todo tarda mucho más de lo que uno cree.

L: ¿Te imaginas quién hubiese sido Daniela Anselmo si lo hubieses dejado?

D: La verdad, no. Supongo que hubiese buscado algún tipo de proyecto propio. Nunca me gustó la idea de trabajar para alguien más ni recibir órdenes. Además, siendo honesta, soy muy mala haciendo el trabajo cuando es para alguien más. Un aspecto bastante malo de mi personalidad supongo. Quizá hubiese puesto una pastelería o me hubiese vuelto sommelier o dedicado de lleno al rescate de gatos de la calle o hecho crítica de libros o estudiado astronomía o robado una cadena de farmacias. No sé, hay muchas realidades alternativas. Pero de algo estoy segura: estaría bastante abrumada y aburrida. La escritura siempre fue una manera para liberar todo lo que está en mi mente, una descarga a tierra, un escape creativo. Eso sumado a la constante emoción de ver crecer mi carrera, a veces más rápido, a veces más lento, pero siempre avanzando. Supongo que sin eso, estaría bastante más tranquila, sí, pero bastante más aburrida también.

L: ¿Qué aprendiste de la experiencia que fue publicar tu primer libro, Breves relatos sobre hechos no ocurridos?

D: Aprendí mucho, pero creo que no da que escriba tantas páginas. Hago un pequeño resumen, sin orden en particular. Le gané mucho respeto a toda persona que termine de escribir un libro, por más que el libro sea pésimo: es muy difícil escribir un libro. Las personas son más fieles de lo que uno cree, por más que seas un completo extraño. A la gente le gusta comprar con efectivo por alguna razón. El correo es nefasto en todos los países. La logística es una de las cosas más complicadas que he tenido que enfrentar. Los lectores pueden entender de tu escritura cosas que ni siquiera vos sabías que habías plasmado en el libro. Se necesita mucha entereza para pasar por todo el proceso sin entrar en pánico (yo definitivamente entré en pánico). No hay sensación que se compare a ver tu libro impreso y terminado, esa sensación perdura a lo largo de los años.

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L: El libro se publicó en 2017. Viéndolo hoy, ¿cambiarías algo o quedó tal cual esperabas?

D: Quedó tal cual esperaba en su momento, pero aun así cambiaría cosas. Los cuentos los modificaría levemente, quizá los haría un poco más oscuros y siniestros. Hay uno que eliminaría y cambiaría por otro. También cambiaría un poco algunas ilustraciones (la dibujante hizo un excelente trabajo, pero las indicaciones que le daría serían diferentes hoy en día). Con la portada me quedé muy conforme, creo que es el único aspecto en el que no cambiaría nada.

L: ¿Sabés con exactitud cuántas copias se vendieron?

D: Sí. Después de las 2000 copias vendidas a los meses de publicarlo, decidí no volver a reimprimirlo.

L: En otra entrevista comentaste que fue un trabajo bastante tedioso y del que te hiciste cargo casi por completo. Ante una eventual segunda publicación, ¿lo harías del mismo modo o ya generaste otro vínculo con las editoriales?

D: Primero que nada, aclaro que yo y mi novio Luis Cuman nos hicimos cargo. Él me ayudó muchísimo y no sería justo que no le dé el crédito correspondiente. Tanto si publicara nuevamente este libro, como si publicara otro, definitivamente no lo haría de la misma manera. No planeo, por el momento, volver a autopublicarme. El esfuerzo fue demasiado, por más que haya valido la pena. Si bien no tengo otro vínculo con las editoriales (no logro que me presten atención), espero que en el futuro esa situación cambie.

L: Hace un tiempo habías deslizado la posibilidad de trabajar en una novela, ¿cómo está ese proyecto hoy?

D: De hecho, estoy trabajando en una novela. Tal vez sea una trilogía. Avanza lento (no voy a mentir, es porque estoy desorganizada), pero avanza. Quizá la termine en un año o dos.

"El terror, y los géneros oscuros en general, abarcan todas las cosas que me interesan contar"

L: En el prólogo de Breves Relatos contás cómo fue que descubriste la magia de la lectura y cuáles fueron los autores que de alguna manera te moldearon. Mencionás a muchos, y de distintos géneros, pero, ¿qué viste en el terror y el suspenso que no hayas visto en los otros estilos?

D: El terror es algo que me atrajo desde pequeña, a pesar de ser sumamente asustadiza. Creo que el terror, y los géneros oscuros en general, abarcan todas las cosas que me interesan contar: la posibilidad de la existencia de algo más allá de lo que nuestros sentidos pueden percibir, la contemplación de la muerte desde diferentes ángulos, la exploración de realidades completamente diferentes a la nuestra, los demonios de la mente humana y la retorcida psicología que pueden llegar a tener las personas, la humanización de los demonios y las razones detrás de su forma de actuar. Esto sumado a una estética que no se compara con la de ningún otro género, es la combinación perfecta y la clase de historias que quiero contar.

L: A veces, en tus relatos, buscás dejar un mensaje desde un lugar más humano o tratás alguna temática específica, ¿es algo que surge espontáneamente?

D: Trato de no dejar muchas “moralejas” porque a mí, personalmente, no me gusta que me impongan una forma de pensar. Más bien, cuando dejo algún tipo de mensaje, es porque trato de que el lector empatice con el personaje y lo comprenda, por más que no esté de acuerdo con sus actos. En ese sentido, es algo que hago adrede.

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L: Después de publicar Breves relatos en formato libro, tu actividad se volcó exclusivamente hacia las redes sociales, donde publicás tus ya famosos microrrelatos, ¿imaginabas que iban a tener la llegada y aceptación que tienen hoy?

D: Trabajé muy duro por eso y puedo decir que definitivamente “soñaba” con dicha llegada, pero no lograba imaginármelo del todo. Es fácil imaginar un número, pero no la clase de cosas que dice la gente y el cariño que les puede surgir por los relatos. Creo que tampoco lograba imaginarme del todo porque el crecimiento fue muy lento. Nunca tuve un relato que se viralizó, sino más bien el alcance se fue dando paso a paso, cada día un poco más. Y creo que eso fue lo mejor, porque me trajo lectores fieles y no un montón de gente interesada solo por un relato de moda.

L: Cuando escribís un microrrelato, ¿empezás y terminás dentro de ese formato o es algo que deriva de algún escrito previo más extenso?

D: El proceso es siempre el mismo. Tengo una idea y la anoto (trato de empezar por el final, aunque la mitad de las veces no lo logro). La dejo “fermentar” unos días, dejándola en segundo plano en mi mente a ver si se desarrolla “sola”. Durante esta etapa, voy anotando frases o conceptos que se me ocurren para completar la historia. Si se desarrolla sola, me siento y la escribo, es un trabajo sencillo que no demora más de dos horas. Si no se desarrolla sola, o la descarto o (si creo que tiene suficiente potencial) me siento a pensar. Esto me puede demorar varios días más y es algo frustrante, pero en general vale la pena confiar en mi intuición de que la idea tenía potencial. Empiezo y termino dentro del mismo formato y, a veces, eso deriva en un relato más extenso, nunca al revés. 

"Me encantaría algún día escribir una serie o una película de terror"

L: Estudiaste cine y te recibiste como realizadora. En conjunto con otros artistas, con frecuencia publicás relatos animados, ¿pensaste en alguna producción audiovisual algo más grande?

D: Sí, tengo en mente muchos proyectos audiovisuales. Me gusta participar desde el lado del guión (descubrí que es lo que más me gusta de una producción audiovisual). Quiero empezar a trabajar más en este tipo de contenido y me encantaría algún día escribir una serie o una película de terror (pero no sería yo quien la produzca).

L: Sos de interactuar mucho con la comunidad de lectores que se creó alrededor de Breves Relatos, ¿se hace más difícil a medida que se van sumando seguidores?

D: Por supuesto que se torna complicado. Solía contestar todos los mensajes de todas las redes (comentarios, mensajes privados, mails), pero ahora simplemente no me da el tiempo, son demasiados los mensajes y es inabarcable. Aun así le dedico una hora la mayoría de los días. Creo que es importante no perder el contacto con los lectores, por más que ya no pueda contestarles a todos.

L: ¿Tenés identificados a los más habituales?

D: Tengo identificados a los más usuales, pero me confunden un poco cuando se cambian la foto de perfil. Supongo que tengo memoria visual.

L: ¿En qué lugares se concentra la masa más grande de tus lectores? Al ver las redes, se puede ver que te siguen desde distintos países...

D: Latinoamérica, España y Estados Unidos son los lugares donde más gente me sigue, por supuesto Latinoamérica a la cabeza por lejos. Dentro de Latinoamérica, el país de donde más me siguen es Argentina, supongo que tiene sentido porque es mi país. Segundo y tercer puesto lo tienen Colombia y Chile.

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L: En 2018 estuviste en la feria del libro. Habías contado una anécdota de una lectora que te reconoció y te pidió una foto, ¿esperabas que alguna vez te sucediera algo así?

D: Creo que uno puede imaginar muchas cosas, pero nunca se está preparado cuando te pasa. Es una situación completamente extraña que estés comiendo un pancho y de repente alguien que no conoces diga “Daniela, Daniela, me encantan tus relatos”.

L: ¿Se volvió algo más habitual ahora?

D: Me ha pasado contadas veces, no lo considero bajo ningún aspecto algo habitual. Supongo que se debe por un lado, a que no publico mucho mi rostro y por otro lado, a que no salgo mucho de mi casa.

L: Es común que hagas chistes con tu condición de trabajadora monotributista. En ese sentido, ¿cómo te encuentra el contexto que enmarca hoy a Argentina?

D: Supongo que estoy acostumbrada, pero el país siempre fue y es muy injusto con los monotributistas. No me voy a sentar acá a quejarme diciendo que la paso mal económicamente, porque no es cierto, pero sabiendo las condiciones que enfrentamos los monotributistas, puedo imaginar que muchos sí la pasan mal. Y eso es algo que al gobierno (ni este ni el anterior ni el anterior al anterior) nunca le pareció importar. Igual yo, personalmente, no lo cambiaría por un trabajo en relación de dependencia. Como dije antes, odio acatar órdenes ajenas.

L: ¿Alguna vez pensaste pronunciarte políticamente a través de algún microrrelato?

D: Absolutamente no. Es algo que adrede evito. Y a menos que suceda algo terrible (como lo que sucedió el año pasado en Chile, por ejemplo), pienso seguir evitándolo. Lo veo desde un punto de vista estratégico. Argentina está dividida en dos lamentablemente. Si me pronuncio para un lado o para el otro, probablemente pierda la mitad de los lectores del país. Por desgracia, cuando uno da una opinión política, enseguida lo encasillan y le adjudican un montón de características estereotipadas. Yo quiero que me juzguen por lo que escribo, no por mis ideas políticas. Igualmente, detesto los fanatismos políticos, así que sí puedo decir que no “banco a muerte” a ningún partido, yo quiero que al país le vaya bien independientemente de quién esté al poder. 

L: Hace un tiempo ofrecías un taller de escritura online, ¿qué podés contar de esa experiencia?

D: En el fondo esperaba que no me hicieras esta pregunta. La verdad fue una experiencia terrible, descubrí que no tengo para nada aptitudes docentes. No me gusta preparar los temas, no me gusta dar los temas, no me gusta que se me irrite la voz de hablar durante tantas horas seguidas. Le traté de poner entusiasmo y hacer las cosas lo mejor posible para que valiera la pena para los alumnos, pero honestamente, lo sentía como un peso más que otra cosa. Aclaro que bajo ningún aspecto fue culpa de los alumnos, ellos fueron todos maravillosos, amistosos y muy talentosos. De hecho, la parte que más me gustaba del taller era leer sus historias. Espero que hayan aprendido y que la experiencia para ellos sí haya sido buena, pero la docencia no se me da y no creo repetir el taller jamás.

L: ¿Pensaste en otras actividades similares o en salir a presentar tu trabajo por el interior, por ejemplo?

D: Los “eventos” son otro tema. Por ejemplo, una vez me invitaron a un colegio a hablar sobre mi libro (la profesora se los había dado a los alumnos para leer) y fue una de las experiencias más lindas y reconfortantes que tuve. Creo que lo que no me gusta es enseñar, algunos sencillamente no tenemos vocación para eso, pero otro tipo de actividades estoy plenamente dispuesta y contenta de hacer. 

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L: ¿Cómo es un día en la vida de Daniela Anselmo cuando no está escribiendo o leyendo?

D: Aburrido, supongo. En general, me levanto (mucho más tarde de lo que quisiera), escribo o trabajo en cosas de las redes y demás, después salgo a correr (dejé por un tiempo, quiero retomar en cuanto termine la cuarentena), después trato de dispersarme de alguna manera (veo muchas series/películas, juego mucho con mis gatos, hablo mucho de teorías conspirativas con mi novio, ahora también estoy aprendiendo italiano) y después se hacen las 3 o 4 AM y me arrepiento de no haberme ido a acostar antes. Los fines de semana quizá salgo a algún bar o al cine. Hago cosas más interesantes muy de vez en cuando, pero no voy a decir que son parte de mi rutina porque sería una vil mentira.

L: Como escritora de terror, ¿hay alguna meta que te quite el sueño por las noches?

D: Siempre hay ideas sobre las que no puedo dejar de pensar (tanto de microrrelatos, como de la novela), esas que mencioné antes que dejo en segundo plano en mi mente. También mucha parte de mis pensamientos se la dedico a cuestiones estratégicas y de planeamiento. Por ejemplo, quiero llegar a un millón de seguidores en Instagram para fin de año, tengo todo un plan, lo veo difícil, pero posible. También pienso en formas de llegar a editoriales, nuevo tipo de contenido que quiero empezar a hacer para que la gente me conozca más como persona y otras cuestiones organizativas. Igualmente, trato de no pensar mucho en estas cosas por la noche, porque después no puedo dormir, pero la realidad es que no puedo evitarlo.

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