Educación en crisis: "La escuela no deja huella en la vida de los chicos"

La investigadora Guillermina Tiramonti asegura que la educación argentina se encuentra en decadencia y que la escuela ha perdido la capacidad de moldear la subjetividad de los alumnos. Crisis cultural, encrucijada educativa y desafíos para pensar el futuro.

EducaciónEl lunes Aire de Santa Fe
Alumnos en escuelas 2

Las transformaciones culturales y tecnológicas actuales implican para la educación crisis, oportunidades y la posibilidad de repensar una escuela que sea capaz de adaptarse a los cambios, pero sin dejar de cumplir su rol como formadora para el mundo que viene.
 
Así lo cree Guillermina Tiramonti, una de las voces destacadas en materia de problemática educativa. La especialista, investigadora y magíster llegó a Santa Fe para presentar “La educación en la encrucijada cultural”, en el marco del ciclo de charlas sobre problemáticas educativas actuales organizado por la Defensoría del Pueblo de la provincia de Santa Fe.

Según su mirada, la educación tiene por delante el desafío de forjar instituciones flexibles, que puedan dialogar con un mundo que cambia, pero que a su vez tengan la capacidad de cumplir determinadas funciones en la sociedad. En este marco, resalta la necesidad de que la escuela recupere su rol intransferible de institución del saber y del conocimiento para ayudar a las nuevas generaciones de todos los sectores sociales a navegar en el mundo del futuro.

Guillermina Tiramonti La especialista y referente en educación, Guillermina Tiramonti.

Decadencia educativa

Para Tiramonti, autora de “El gran simulacro: El naufragio de la educación argentina” (2022), los resultados de las pruebas educativas que muestran que un gran porcentaje de chicos llegan al último año de la primaria sin saber leer y escribir, o terminan la secundaria con dificultades en la comprensión de textos son elocuentes y se presentan como un primer elemento de análisis para hablar de decadencia de la educación en nuestro país.

A este punto agrega otro que considera más complejo pero también fundamental: la pérdida por parte de las instituciones escolares de su capacidad de moldear la subjetividad de los alumnos. “Hoy la escuela deja poca huella en la vida de los chicos, ellos ya no son producto de ella sino de un momento cultural. Estamos ante un cambio de época, hay algunas instituciones que están en decadencia y otras que se están formando como Internet, las plataformas, la inteligencia artificial o las redes sociales; las vemos como algo que acompaña pero en realidad están generando un nuevo mundo”, explica.

“La escuela -agrega- se ha pensado en un rol mediador de la cultura y ya no lo tiene, el teléfono le hace competencia porque tiene respuestas para todo muy rápidamente”.

Como tercer aspecto de esta decadencia educativa, la investigadora cita la formación docente. Según su mirada, hay un consenso respecto de que actualmente las maestras y los maestros no están debidamente preparados para formar a sus alumnos.

“En algún momento -recuerda- la Argentina tuvo docentes bien formados, una institución que marcaba la subjetividad de los chicos y capacidad de transmitir la cultura a las nuevas generaciones. Nada de eso está pasando ahora. Solo pasa en algunos grupos, para algunos chicos”.

Favorecer el cambio

A la hora de reflexionar sobre la forma en la que se pueden favorecer los cambios que se necesitan en la escuela y nuevas formas de enseñar y aprender, Tiramonti precisa que en primer lugar es necesario reconocer que la educación está en una situación difícil y un contexto de cambios profundos.

Luego, advierte que hay que concientizar y convencer a la comunidad educativa acerca de la necesidad de que se dé esta transformación. Finalmente, subraya que nada es posible sin iniciativa política para llevar adelante la lucha que implica la transformación. “Venimos de muchos años en los que la política no ha dado la pelea por la educación, necesitamos que ahora la dé”, alerta.

La investigadora habla de la importancia de que la institución escolar vuelva a asegurar las bases de la formación de sus alumnos: “Podemos preguntarnos cuáles son los instrumentos de la cultura tradicional que un chico necesita para poder acceder más autónomamente al conocimiento que le da Internet, la inteligencia artificial y demás. En este punto sí la escuela se puede hacer fuerte porque es la única que puede asegurar que todos los chicos sepan leer y escribir, tengan nociones básicas de matemática y adquieran la capacidad de entender los fenómenos de la naturaleza. Sin tener estos instrumentos básicos, no se puede acceder al saber”.

Pero una nueva sociedad también necesita que en las aulas se trabaje en la capacidad de los estudiantes de cooperar con otros y de vivir en conjunto; se promuevan las habilidades emocionales; se remedien los efectos de la socialización mediada por la tecnología; y se refuerce la habilidad de procesar y dar satisfacción a la curiosidad. “Todo esto implica dar ingreso al aula a la tecnología, pero ayudando a los chicos a hacer un uso inteligente de ella”, advierte.

Al respecto, la especialista señala que uno de los grandes riesgos del cambio cultural es que no todos los chicos puedan acceder a los beneficios de la tecnología. “Este es un riesgo que el mundo ya vivió y procesó más o menos mal en el ingreso a la cultura letrada, que no ha sido igual para todos los niños. Ahora estamos ante una renovada amenaza de ese tipo. Al teléfono ya accedió casi todo el mundo, pero una cosa es acceder al celular para jugar o apostar y otra es hacerlo para abrir las puertas de todo el conocimiento que pone a disposición”.

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