Antibióticos: Por qué el mal uso ya es un problema grave en Argentina y cómo evitar la resistencia
La resistencia antimicrobiana avanza y compromete tratamientos, cirugías y el futuro de la medicina. Qué significa usar bien un antibiótico y por qué la automedicación acelera un problema global.
El uso inadecuado de los antibióticos se convirtió en una de las amenazas sanitarias más urgentes a nivel global. Aunque son medicamentos vitales para tratar infecciones bacterianas, su mal uso está impulsando un fenómeno peligroso: la resistencia antimicrobiana, un proceso que vuelve a las bacterias cada vez más difíciles de combatir.
La Dra. María Georgina Gómez, integrante del Equipo de Infectología y Control de Infecciones del Hospital José María Cullen, dialogó con El Litoral y explicó con claridad por qué esta problemática afecta a toda la sociedad y qué se puede hacer para evitar su avance.
Qué significa usar antibióticos de manera responsable
La médica fue contundente desde el inicio: hablar de uso responsable no es solo una recomendación, sino una necesidad urgente. “El uso responsable de antibióticos se refiere a las acciones que llevan a cabo los profesionales de la salud, tanto en el ámbito humano como animal, para garantizar que el tratamiento sea efectivo, seguro y con el menor espectro posible”, explicó.
Ese “menor espectro posible” no es un detalle menor: significa utilizar el medicamento más específico y adecuado para esa infección, para evitar que las bacterias desarrollen mecanismos de defensa que luego las hacen resistentes.
La especialista resumió el concepto en tres puntos simples y fundamentales:
- Usar antibióticos solo cuando son necesarios, es decir, cuando se trata de infecciones bacterianas confirmadas.
- Elegir el antibiótico correcto, en la dosis correcta y durante el tiempo indicado.
- Hacerlo siempre bajo indicación y supervisión médica
En pocas palabras, la automedicación no solo una práctica ineficas: es un riesgo colectivo.
Resistencia antimicrobiana: Una amenaza creciente que afecta al sistema de salud
La resistencia a los antibióticos, también conocida como RAM, es hoy considerada una de las amenazas sanitarias más importantes del siglo. La Dra. Gómez advirtió que el fenómeno no es futuro: ya está ocurriendo.
“La RAM vuelve ineficaces los tratamientos”, explicó. “Infecciones comunes como neumonía, sepsis o infecciones urinarias pueden volverse difíciles o incluso imposibles de tratar”.
Las consecuencias son múltiples y graves:
- Aumenta la mortalidad y la gravedad de las infecciones.
- Prolonga internaciones, muchas veces con tratamientos más agresivos y costosos.
- Compromete procedimientos médicos complejos, como trasplantes, cirugías de alta complejidad o incluso colocación de prótesis.
- Genera un impacto económico enorme en el sistema de salud y en la productividad laboral.
A nivel global, las proyecciones son alarmantes: la RAM podría causar 10 millones de muertes anuales para el año 2050 si no se toman medidas contundentes. “La resistencia —remarcó Gómez— se transformó en una de las mayores amenazas de nuestro tiempo para el progreso de la medicina”.
El problema también trasciende al ser humano: la resistencia se desarrolla y se transmite a través de los animales y el ambiente, afectando la agricultura, la ganadería y la seguridad alimentaria.
Errores comunes: automedicación, tratamientos incompletos y antibióticos para cuadros virales
Uno de los puntos más críticos que menciona la especialista es el uso de antibióticos en infecciones virales, una práctica muy habitual.
“El error más común es tomarlos para resfríos o dolores de garganta, que son causados por virus y no responden a los antibióticos”, explicó.
Cada vez que una persona usa un antibiótico cuando no debe, le da a las bacterias la oportunidad de fortalecerse. Con el tiempo, estas bacterias evolucionan y se vuelven resistentes.
Otros errores frecuentes son:
- La automedicación, usando medicamentos sobrantes de tratamientos previos o comprados sin receta.
- Interrumpir el tratamiento antes de tiempo, apenas la persona siente mejoría.
- Usar el antibiótico inadecuado, que puede no servir y además favorecer la aparición de resistencia.
Cuando se corta un tratamiento de manera prematura, las bacterias más fuertes —las que resistieron las primeras dosis— sobreviven y se multiplican. Así es como las infecciones pueden reaparecer y volverse más difíciles de tratar.
Por qué no deben usarse sin receta
La Dra. Gómez fue categórica: “Nunca se deben usar antibióticos sin una receta médica”. Solo un profesional puede determinar si una infección es bacteriana y si requiere tratamiento.
Además de la ineficacia en cuadros virales, los antibióticos tienen efectos adversos, como reacciones alérgicas o trastornos gastrointestinales. “El médico siempre debe evaluar el riesgo y beneficio”, aclaró.
Usar el antibiótico incorrecto o en dosis inapropiadas no solo puede ser inútil: también acelera directamente el desarrollo de cepas resistentes.
Una amenaza difícil de revertir
La resistencia antibiótica es, en esencia, un proceso evolutivo. Las bacterias que sobreviven al tratamiento desarrollan genes que les permiten resistir futuras exposiciones. Y lo más preocupante es que pueden transmitir esos genes a otras bacterias, incluso de otras especies.
Por eso, revertir el problema es extremadamente difícil. A esto se suma que el desarrollo de nuevos antibióticos es lento y costoso, mientras que las bacterias evolucionan con rapidez.
“Es muy frecuente ver bacterias que presentan resistencia a múltiples medicamentos, lo que se denomina multirresistencia”, advirtió Gómez. En esos casos, los recursos terapéuticos son escasos y la mortalidad, más elevada.
Un desafío colectivo: qué se puede hacer
La especialista insiste en un mensaje clave: todos podemos contribuir a frenar la resistencia.
- No automedicarse.
- Completar siempre los tratamientos.
- No guardar “antibióticos sobrantes”.
- Consultar a un profesional ante síntomas sospechosos.
- No presionar al médico para que recete antibióticos “por las dudas”.
“Es importante visibilizar y hacer consciente el problema, porque la resistencia antimicrobiana impacta en la comunidad, en los hospitales, en la economía y en el futuro de la medicina”, concluyó.
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