La mujer de 62 años relató que había intentado contactarse con un representante de una tarjeta de crédito, a fin de aumentar el monto de transacción con el sistema de débito, para utilizar en el exterior. No pudo contactarse pero posteriormente la llamó un sujeto con acento cordobés, solicitándole la contraseña porque quería corroborar los datos y aceptó el pedido.

El desconocido le consultó si existían créditos sacados y la respuesta fue negativa. Acto seguido, quien estaba del otro lado de la línea telefónica, le pidió la realización de una simulación de un préstamo, porque había que corroborar los datos, algo que hizo desde la aplicación y se le solicitó una fotografía. Posteriormente, se le informó de que ya estaba realizado el trámite y que finalizara la llamada.

Luego, cuando quiso abonar a través de un posnet, se le informó que la tarjeta no tenía validez. Horas después, recibió un mensaje por gmail, alertándola de que alguien estaba usando su cuenta con otro dispositivo.

En la jornada posterior, por medio de la aplicación de la tarjeta mencionada, le informaron de que se habían registrado varios movimientos, préstamos incluidos por las sumas de 270.000 y 67.000 pesos, y una carga de teléfono de 300 pesos, dando de baja dicha aplicación.