Ecología Infobae 29 de mayo de 2017

Por el calentamiento global, el verde llegó a la Antártida

Los investigadores de la Antártida han descubierto un rápido crecimiento de bancos de musgos en la península norte del continente, lo cual brinda una prueba impresionante del cambio climático en la parte más fría y remota del planeta.

En pleno calentamiento global de los últimos 50 años, los científicos encontraron dos especies de musgos diferentes que experimentan un crecimiento acelerado. Los musgos que antes crecían menos de un milímetro por año ahora crecen más de tres milímetros por año, en promedio.

"Las personas piensan en la Antártida, con un poco de razón, como un lugar muy frío, pero nuestro trabajo muestra que algunas de sus áreas son verdes, con la posibilidad de que se vuelvan cada vez más verdes", dijo Matthew Amesbury, un investigador de la Universidad de Exeter en Reino Unido, líder y autor de un nuevo estudio. "Incluso estos ecosistemas, relativamente remotos y que básicamente se podría pensar que no han tocado los humanos, muestran los efectos del cambio climático inducido por el hombre".

Amesbury y sus colegas de la Universidad de Cambridge, el British Antarctic Survey y la Universidad de Durham publicaron el estudio en Current Biology.

Al día de hoy menos del 1% de la Antártida tiene vida vegetal. Pero en partes de la península los musgos antárticos crecen en el suelo helado que durante el verano se descongela parcialmente.

El musgo de la superficie acumula una capa fina durante el verano y se congela durante el invierno. A medida que una capa se acumula sobre otra, el musgo más viejo se mantiene bajo el suelo congelado, donde se conserva especialmente bien por la temperatura.

Amesbury dijo que hizo un "registro de los cambios según pasó el tiempo".

Las muestras del suelo en un área de 400 millas en el norte de la península antártica revelaron cambios espectaculares en los patrones de crecimiento que se remontan hasta 150 años atrás.

La península ha sido un lugar de rápido calentamiento, con más días al año con temperaturas por encima del punto de congelación. La consecuencia, según halló el estudio, fue un crecimiento de cuatro a cinco veces la cantidad de musgo según los registros más recientes.

"Es otro indicador de que la Antártida retrocede en el tiempo geológico. Lo cual tiene sentido si se considera que los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera han subido a un gran nivel. El planeta no ha experimentado algo parecido desde el Plioceno, 3.000.000 de años atrás, cuando la capa de hielo de la Antártida era más pequeña y los niveles del mar eran más altos", dijo Rob DeConto, un especialista en glaciares de la Universidad de Massachusetts en Amherst, quien no fue parte del estudio pero lo revisó para The Washington Post.

"Si las emisiones de los gases del efecto invernadero continúan sin control, la Antártida retrocederá aún más en el tiempo geológico… Tal vez la península llegue a tener bosques algún día, como durante los tiempos de invernadero del Cretácico y el Eoceno, cuando el continente estaba libre de hielo", continuó DeConto por correo electrónico.

Los autores coinciden en que los cambios que han observado son, probablemente, sólo el comienzo. "Estos cambios, combinados con el aumento de áreas de tierra libres de hielo debido al retroceso de los glaciares, promoverán la alteración en gran escala del funcionamiento biológico, la apariencia y el paisaje de la [península antártica] por el resto del siglo XXI y más allá", escribieron.

El crecimiento de los musgos es todavía moderado comparado con lo que sucede en el Ártico, donde la expansión de verdes se registró desde satélites. Hoy es tanto el crecimiento de las plantas en el Ártico que algunos científicos esperan que, al menos, contrarreste parcialmente la pérdida de carbono que se deriva del descongelamiento del suelo helado debajo de ellas.

Probablemente ese momento esté muy lejos para la Antártida, pero sin dudas el continente solía tener un paisaje muy diferente.

"Comenzamos una travesía de regreso hacia ese tipo de ambiente", dijo Amesbury. "Ciertamente, la Antártida no siempre ha sido el lugar helado que es ahora y que ha sido por mucho tiempo".

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