Sociedad Chequeado.com 19 de junio de 2024

Salud mental: por qué se deben evitar hacer diagnósticos mediáticos y utilizar trastornos psíquicos para descalificar a una persona

Esta semana, los dichos del dirigente social Juan Grabois sobre la Oficina del Presidente como “un pabellón del (Hospital) Borda”, causaron polémica. Pero frecuentemente en medios y redes sociales se etiqueta a las personas con trastornos psicosociales. No se deben utilizar términos del campo de la salud mental para descalificar.

En los últimos tiempos se hizo más frecuente en los medios de comunicación y en las redes sociales la utilización de términos del campo de la salud mental para intentar descalificar o estigmatizar a una persona o grupo. 

Esta semana, el dirigente social Juan Grabois -fundador del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE)- aseguró que Javier Milei (La Libertad Avanza) “está del tomate” y la Oficina del Presidente “es un pabellón del (Hospital) Borda”. Además, el periodista Nelson Castro dijo que Milei “sufre el síndrome de Hubris” (N.de la R.: un subtipo de trastorno narcisista de la personalidad).

Pero hay más ejemplos: la ex vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner (Frente de Todos) fue diagnosticada mediáticamente como “bipolar”, se insinuó que la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich (PRO), “tenía problemas con el alcohol”, el presidente del Gobierno español Pedro Sánchez fue acusado de “psicópata narcisista” y la activista ambiental Greta Thunberg fue retratada como “débil mental e histérica”. 

En abril de 2023, la periodista Laura Di Marco dijo al ver una imagen de la hija de la ex presidenta, Florencia Kirchner: “¿Ves su cuerpo cómo está? A mí me da mucha pena Florencia, tiene una anorexia nerviosa galopante”. Y agregó: “Quienes estudian la enfermedad de la anorexia, es falta de madre, es falta de nutrición materna”. Tras la polémica por sus dichos, Di Marco se disculpó en sus redes.

Especialistas aclaran que todo diagnóstico de salud mental debe ser realizado únicamente por un profesional de la salud y dentro de un espacio terapéutico. Además, no se deben utilizar términos del campo de la salud mental para descalificar (como, por ejemplo, “gobierno autista”) o para explicar problemáticas de violencia (“es un loco suelto”) ya que refuerza estigmas y prejuicios sobre las personas que vivencian algún padecimiento mental.

Muchas veces esto no sólo ocurre con los trastornos de salud mental. Vale recordar que en septiembre de 2023, la Asociación de Síndrome de Down Argentina repudió el uso de la palabra “mogolico” que Milei utilizó como insulto contra el economista Roberto Cachanosky.

Evitar diagnósticos mediáticos

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud mental como “un estado de bienestar en el cual cada individuo desarrolla su potencial, puede afrontar las tensiones de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera, y puede aportar algo a su comunidad”.

Al contrario de lo que se cree, los padecimientos mentales no son un problema poco frecuente. En la Argentina, 1 de cada 3 personas mayores de 18 años presentó un trastorno de salud mental en algún momento de su vida. Los más frecuentes fueron: depresión, seguido por el abuso de sustancias y las fobias específicas, según el primer Estudio Argentino de Epidemiología en Salud Mental realizado en 2018 por la Universidad de Buenos Aires (UBA), la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA) y la OMS.

Un diagnóstico en salud mental debe ser realizado por un profesional de la salud en el marco de un espacio terapéutico; no puede provenir de especulaciones externas.

“Quienes comunican (aunque sean profesionales de la salud) no pueden realizar un diagnóstico preciso sobre la salud mental de una persona a distancia, ni difundir información privada vinculada al diagnóstico o tratamiento de una persona sin su consentimiento”, sostiene el documento “Comunicar sobre salud mental con enfoque de derechos humanos”, realizado por la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), la Defensoría del Público y otros organismos gubernamentales y de la sociedad civil.

La divulgación de aspectos de la salud de una persona constituye una violación al derecho a la intimidad. La Ley Nacional de Salud Mental establece que todas las personas “tienen derecho a no ser identificadas ni discriminadas por un padecimiento mental actual o pasado” y a “recibir un tratamiento personalizado en un ambiente apto con resguardo de su intimidad, siendo reconocidas siempre como sujeto de derecho, con el pleno respeto de su vida privada y libertad de comunicación”.

En este sentido, desde la APSA advirtieron a propósito del caso Di Marco que “resulta alarmante la elaboración de diagnósticos mediáticos y no clínicos en los que prevalece la mediatización y espectacularización sobre la información de calidad”. Y agregaron: “Los diagnósticos de las y los pacientes son confidenciales y no pueden ni deben ser utilizados para estigmatizar a una persona”.

Por su parte, la Asociación Colegio de Psicoanalistas manifestó que el diálogo televisivo mantenido por Canosa y Di Marco “banaliza el ejercicio de las profesiones vinculadas con la salud mental”, “ofrece una explicación causal acerca de fenómenos de una enorme complejidad” y “da entender a la población que el sufrimiento mental tiene una culpable, la madre, consideración que desde hace mucho tiempo es revisada por un amplio espectro de profesionales y que resulta añeja”. 

Acerca de los dichos de Grabois, desde la Asociación Argentina de Psiquiatría (AAP) sostuvieron: “Con preocupación seguimos escuchando que dirigentes políticos se refieren a otros haciendo referencia a que padecen problemas en la salud mental o también refiriéndose a las instituciones que se dedican a asistir a personas que padecen enfermedades mentales como es el Hospital José T. Borda”.

Y agregaron: “Las enfermedades mentales, debido a su alta prevalencia, son la principal causa de discapacidad, dolor y sufrimiento no solo en Argentina sino en todo el mundo. Las personas que las padecen y sus familias se ven aún más estigmatizadas con este tipo de manifestaciones de personalidades reconocidas que se usan como insultos y agresiones o falacias ad hominem y que cobran estado público con gran difusión en los medios escritos, radio y TV e incluso en las redes sociales”.

No usar términos del campo de la salud mental para descalificar

El Ministerio de Salud de la Nación explica que el padecimiento mental no es irreversible: puede afectar de modo parcial y transitorio la vida de una persona. Con el apoyo comunitario necesario, la recuperación es posible. Además, un diagnóstico de padecimiento mental no autoriza ni implica que se considere a una persona discapacitada o peligrosa.

“Etiquear a las personas, cualesquiera fueren, con rasgos psíquicos y trastornos de salud mental no solo es impropio y viola la integridad e intimidad de quienes son víctimas de tales actos, sino que atenta contra el bienestar personal al que cualquiera tiene derecho y profundiza el estigma y la discriminación a la que buena parte de la sociedad intentan desarticular cotidianamente”, explicaron desde el Proyecto Suma, una ONG que trabaja por la recuperación y la inclusión social y laboral de personas con padecimientos mentales.

El estudio del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) “La vida no cabe en un diagnóstico: los usos de categorías del campo de la salud mental con fines descalificadores” recomienda evitar la asociación de la discapacidad con estereotipos que la vinculen con lo negativo y estigmatizante; prescindir del uso de la discapacidad como modo de caracterizar negativamente a las personas o situaciones; y reconocer que un diagnóstico no guarda relación con la sensatez, con la capacidad y con la inteligencia de una persona.

Desde el Ministerio de Salud de la Nación emitieron una serie de recomendaciones para el tratamiento mediático de temas de salud mental, así como también el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI). Además, el Proyecto Suma tiene una Guía de Comunicación Responsable. Y la AAP publicó el libro “Las Palabras Importan”, con recomendaciones sobre como comunicar temas de salud mental para que la sociedad tenga información adecuada y reducir el estigma y el sufrimiento que este genera.

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